
Los Docentes Privados ante un nuevo desafío
La Ley Nacional de Educación fue una bisagra que marcó el fin de la Ley Federal de Educación y de manera simbólica puso fin al instrumento normativo que dio marco a la implementación de políticas neoliberales en el ámbito de la Educación. De esta forma puso un cerrojo en la intención de modelar nuestro sistema educativo al esquema de dependencia y alineamiento automático con las grandes potencias del mundo, donde el modelo de país dejaría de lado el impulso a la producción para ser proveedor de servicios de las metrópolis. Esto dio lugar a la esperanza de que sea la educación uno de los motores principales del desarrollo nacional, repensando y orientando el sistema educativo a los intereses nacionales, potenciando la formación integral de los distintos actores que intervienen en el sistema.
En este escenario disponer la obligatoriedad de la educación secundaria fue una decisión estratégica para el país que los docentes privados valoramos y apoyamos en tanto esa decisión fomenta la igualdad de oportunidades, ofreciendo una enseñanza de calidad que posibilite la continuidad de su formación académica y los elementos culturales, científicos y tecnológicos suficientes para enfrentar con ellos una inclusión social real para miles de adolescentes.
Pero este apoyo decidido y comprometido con la educación secundaria no es nuevo ni novedoso para los docentes privados. Desde hace años los docentes privados llevamos adelante una importante labor que sostiene una importante cantidad de instituciones educativas de ese nivel. Y de hecho en muchas localidades de la Provincia de Santa Fe, son docentes privados los que, desde hace muchos años, brindan en soledad de manera subsidiaria y solidaria con el Estado Provincial educación a adolescentes que no tendrían otra posibilidad de cursar sus estudios secundarios. La educación privada y sus docentes cumplimos una labor de innegable valor social y comunitario con un fuerte carácter democrático; es decir, es igual para todos, sin distinciones de posición social, económica, religiosa, edad, sexo, etc.
Hoy ante la obligación de garantizar la educación secundaria los docentes privados vemos con preocupación como desde algunos sectores se pretende instalar la idea de que la única forma de garantizar la obligatoriedad del sistema es que el estado construya escuelas públicas en todos los lugares donde “solo hay un secundario privado”.
SADOP quiere informar a la opinión pública que “esos secundarios privados” vienen garantizando la educación secundaria de muchas localidades desde hace años con espíritu comunitario e inclusivo. En todos estos años no han existido ningún tipo de denuncias de discriminación, exclusión o privación de posibilidades educativas de ningún alumno. Autoridades, docentes, padres y la comunidad en su conjunto han trabajado en un claro clima de colaboración en la cual “la defensa de la escuela y la educación” adquirió diversas modalidades de colaboración que van desde las becas (la mayoría de ellas “de hecho”), a la reparación cooperativa de las instalaciones. Como en muchos casos, posee una equidad regional, en cuanto que no discrimina lo que llamamos zonas marginadas, alejadas o de extrema pobreza, lejos de la visión “elitista” o “clasista” de la educación privada que tienen algunos actores sociales. Muchas “comunidades educativas” logran sostenerse precisamente porque funcionan como “comunidad” y no gracias al pago de suculentas cuotas provenientes de familias pudientes, como algunos imaginarios equivocados podrían suponer.
El estado debe crear escuelas donde los niños no tengan posibilidades de aprender. Exigir que lo haga solo porque en el lugar “hay solo una escuela privada” es una concepción que además de no encontrar fundamento político educativo coherente, no respeta la realidad de muchas localidades. Superponer dos colegios sin que exista aumento de matricula implica doblegar gastos, replicar innecesariamente esfuerzos y posiblemente la pérdida de muchas fuentes de trabajo de los docentes privados que hasta hoy han garantizado que muchos alumnos completen el nivel medio.
Es por eso que desde SADOP reconocemos públicamente la encomiable tareas de todos aquellos compañeros que sostienen desde su esfuerzo la posibilidad de que muchos alumnos puedan cursar sus estudios secundarios en su localidad. Y declaramos públicamente que lucharemos contra todo tipo de avance sobre la educación privada que pueda significar la pérdida de fuentes de trabajo bajo argumentos vanamente principistas que pretenden reavivar debates superados hace 50 años.
La dualidad educación pública contra educación privada es un arcaísmo. El desafío que el presente impone es que se imponga la educación popular contra la educación de elite. Y en ese camino no hay dudas… los docentes privados queremos y trabajamos por una educación de calidad con igualdad en el acceso de oportunidades para todos los argentinos. Esa es la base de un porvenir venturoso para nuestra patria.
Rosario, noviembre de 2008.
La Ley Nacional de Educación fue una bisagra que marcó el fin de la Ley Federal de Educación y de manera simbólica puso fin al instrumento normativo que dio marco a la implementación de políticas neoliberales en el ámbito de la Educación. De esta forma puso un cerrojo en la intención de modelar nuestro sistema educativo al esquema de dependencia y alineamiento automático con las grandes potencias del mundo, donde el modelo de país dejaría de lado el impulso a la producción para ser proveedor de servicios de las metrópolis. Esto dio lugar a la esperanza de que sea la educación uno de los motores principales del desarrollo nacional, repensando y orientando el sistema educativo a los intereses nacionales, potenciando la formación integral de los distintos actores que intervienen en el sistema.
En este escenario disponer la obligatoriedad de la educación secundaria fue una decisión estratégica para el país que los docentes privados valoramos y apoyamos en tanto esa decisión fomenta la igualdad de oportunidades, ofreciendo una enseñanza de calidad que posibilite la continuidad de su formación académica y los elementos culturales, científicos y tecnológicos suficientes para enfrentar con ellos una inclusión social real para miles de adolescentes.
Pero este apoyo decidido y comprometido con la educación secundaria no es nuevo ni novedoso para los docentes privados. Desde hace años los docentes privados llevamos adelante una importante labor que sostiene una importante cantidad de instituciones educativas de ese nivel. Y de hecho en muchas localidades de la Provincia de Santa Fe, son docentes privados los que, desde hace muchos años, brindan en soledad de manera subsidiaria y solidaria con el Estado Provincial educación a adolescentes que no tendrían otra posibilidad de cursar sus estudios secundarios. La educación privada y sus docentes cumplimos una labor de innegable valor social y comunitario con un fuerte carácter democrático; es decir, es igual para todos, sin distinciones de posición social, económica, religiosa, edad, sexo, etc.
Hoy ante la obligación de garantizar la educación secundaria los docentes privados vemos con preocupación como desde algunos sectores se pretende instalar la idea de que la única forma de garantizar la obligatoriedad del sistema es que el estado construya escuelas públicas en todos los lugares donde “solo hay un secundario privado”.
SADOP quiere informar a la opinión pública que “esos secundarios privados” vienen garantizando la educación secundaria de muchas localidades desde hace años con espíritu comunitario e inclusivo. En todos estos años no han existido ningún tipo de denuncias de discriminación, exclusión o privación de posibilidades educativas de ningún alumno. Autoridades, docentes, padres y la comunidad en su conjunto han trabajado en un claro clima de colaboración en la cual “la defensa de la escuela y la educación” adquirió diversas modalidades de colaboración que van desde las becas (la mayoría de ellas “de hecho”), a la reparación cooperativa de las instalaciones. Como en muchos casos, posee una equidad regional, en cuanto que no discrimina lo que llamamos zonas marginadas, alejadas o de extrema pobreza, lejos de la visión “elitista” o “clasista” de la educación privada que tienen algunos actores sociales. Muchas “comunidades educativas” logran sostenerse precisamente porque funcionan como “comunidad” y no gracias al pago de suculentas cuotas provenientes de familias pudientes, como algunos imaginarios equivocados podrían suponer.
El estado debe crear escuelas donde los niños no tengan posibilidades de aprender. Exigir que lo haga solo porque en el lugar “hay solo una escuela privada” es una concepción que además de no encontrar fundamento político educativo coherente, no respeta la realidad de muchas localidades. Superponer dos colegios sin que exista aumento de matricula implica doblegar gastos, replicar innecesariamente esfuerzos y posiblemente la pérdida de muchas fuentes de trabajo de los docentes privados que hasta hoy han garantizado que muchos alumnos completen el nivel medio.
Es por eso que desde SADOP reconocemos públicamente la encomiable tareas de todos aquellos compañeros que sostienen desde su esfuerzo la posibilidad de que muchos alumnos puedan cursar sus estudios secundarios en su localidad. Y declaramos públicamente que lucharemos contra todo tipo de avance sobre la educación privada que pueda significar la pérdida de fuentes de trabajo bajo argumentos vanamente principistas que pretenden reavivar debates superados hace 50 años.
La dualidad educación pública contra educación privada es un arcaísmo. El desafío que el presente impone es que se imponga la educación popular contra la educación de elite. Y en ese camino no hay dudas… los docentes privados queremos y trabajamos por una educación de calidad con igualdad en el acceso de oportunidades para todos los argentinos. Esa es la base de un porvenir venturoso para nuestra patria.
Rosario, noviembre de 2008.
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